jueves, 9 de noviembre de 2017

El Cid y los cincuenta

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Tenía pensado hablarles hoy del Cid Campeador, en monográfico, porque el personaje es para darle de comer aparte. De él se ha usado y abusado a la hora de hablar de moros, cristianos, Reconquista y tal; y en tiempos de la historiografía franquista fue uno de los elementos simbólicos más sobados por la peña educativa en plan virtudes de la raza ibérica, convirtiéndolo en un patriota reunificador de la España medieval y dispersa, muy en la línea de los tebeos del Capitán Trueno y el Guerrero del Antifaz; hasta el punto de que en mis libros escolares del curso 58-59 figuraban todavía unos versos que cito de memoria: «La hidra roja se muere / de bayonetas cercada / y el Cid, con camisa azul / por el cielo azul cabalga».

Para que se hagan idea.

Pero la realidad estuvo lejos de eso. Rodrigo Díaz de Vivar, que así se llamaba el fulano, era un vástago de la nobleza media burgalesa que se crió junto al infante don Sancho, hijo del rey Fernando I de Castilla y León. Está probado que era listo, valiente, diestro en la guerra y peligroso que te rilas, hasta el punto de que en su juventud venció en dos épicos combates singulares: uno contra un campeón navarro y otro contra un moro de Medinaceli, y a los dos dio matarile sin despeinarse.

En compañía del infante don Sancho participó en la guerra del rey moro de Zaragoza contra el rey cristiano de Aragón -la hueste castellana ayudaba al moro, ojo al dato-; y cuando Fernando I, supongo que bastante chocho en su lecho de muerte, hizo la estupidez de partir el reino entre sus cuatro hijos, Rodrigo Díaz participó como alférez abanderado del rey Sancho I en la guerra civil de éste contra sus hermanos.

 A Sancho le reventó las asaduras un sicario de su hermana Urraca; y otro hermano, Alfonso, acabó haciéndose con el cotarro como Alfonso VI. A éste, según leyenda que no está históricamente probada, Rodrigo Díaz le habría hecho pasar un mal rato al hacerle jurar en público que no tuvo nada que ver en el escabeche de Sancho.

Juró el rey de mala gana; pero, siempre según la leyenda, no le perdonó a Rodrigo el mal trago, y a poco lo mandó al destierro. La realidad, sin embargo, fue más prosaica. Y más típicamente española. Por una parte, Rodrigo había dado el pelotazo del siglo al casarse con doña Jimena Díaz, hija y hermana de condes asturianos, que además de guapa estaba podrida de dinero.
Por otra parte, era joven, apuesto, valiente y con prestigio. Y encima, chulo, con lo que no dejaban de salirle enemigos, más entre los propios cristianos que entre la mahometana morisma. La envidia hispana, ya saben. Nuestra deliciosa naturaleza. Así que la nobleza próxima al rey, los pelotas y tal, empezaron a hacerle la cama a Rodrigo, aprovechando diversos incidentes bélicos en los que lo acusaban de ir a su rollo y servir sus propios intereses. Al final, Alfonso VI lo desterró; y el Cid -para entonces los moros ya lo llamaban Sidi, que significa señor- se fue a buscarse la vida con una hueste de guerreros fieles, imagínense la catadura de la peña, en plan mercenario. Como para ponerse delante. 
No llegó a entenderse con los condes de Barcelona, pero sí con el rey moro de Zaragoza, para el que estuvo currando muchos años con éxito, hasta el punto de que derrotó en su nombre al rey moro de Lérida y a los aliados de éste, que eran los catalanes y los aragoneses. Incluso se dio el gustazo de apresar al conde de Barcelona, Berenguer Ramón II, tras darle una amplia mano de hostias en la batalla de Pinar de Tévar. Así estuvo la tira de años, luchando contra moros y contra cristianos en guerras sucias donde todos andaban revueltos, acrecentado su fama y ganando pasta con botines, saqueos y tal; pero siempre, como buen y leal vasallo que era, respetando a su señor natural, el rey Alfonso VI. Y al cabo, cuando la invasión almorávide acogotó a Alfonso VI en Sagrajas, haciéndolo comerse una derrota como el sombrero de un picador, el rey se tragó el orgullo y le dijo al Cid: «Oye, Sidi, échame una mano, que la cosa está chunga». Y éste, que en lo tocante a su rey era un pedazo de pan, campeó por Levante -de paso saqueó la Rioja cristiana, ajustando cuentas con su viejo enemigo el conde García Ordóñez-, conquistó Valencia y la defendió a sangre y fuego.
Y al fin, en torno a cumplir 50 tacos, cinco días antes de la toma de Jerusalén por los cruzados, temido y respetado por moros y cristianos, murió en Valencia de muerte natural el más formidable guerrero que conoció España.

Al que van como un guante otros versos que, éstos sí, me gustan porque explican muchas cosas terribles y admirables de nuestra Historia: «Por necesidad batallo / y una vez puesto en la silla / se va ensanchando Castilla / delante de mi caballo».

Patente de corso
Una historia de España (XI)
XLSemanal - 07/10/2013

Hoy cumplo cincuenta, ya he ganado al Cid en edad, que no en fama... pero todavía no estoy muerto...

Que Fortuna me siga manteniendo el espiritu

20 comentarios:

  1. CUMPLEAÑOS FELIZ!, eres nuestro Cid camionador.

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  2. jajaja pero si no te hace falta tener fama además ya eres inmortal.

    Un besazo. :D feliz cumple!!

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  3. De crío teníamos en clase como ejercicio de lengua española resumir y comentar "El Cantar del Mio Cid".

    Pero cuando descubrí al personaje histórico real fué leyendo el ensayo que publicó sobre el Menéndez Pidal, y a pesar de que fueron inexistentes el episodi de la jura de Santa Gadea y la afrenta posterior a sus hijas, el Rodrigo Díaz real aún me impresionó mas.

    Supo defender sus intereses guardando una lealtad no correspondida por su señor, y fué un estratega genial que no conoció la derrota.

    "Buen vasallo si hubiera buén señor".

    Por cierto, contrataron a Menéndez Pidal como asesor histórico en la producción de la película de Samuel Bronston, y al leer el guión que Bronston quería para la película, dimitió y se despidió. No soportaba las tergiversaciones de la historia.

    Un abrazo.

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  4. Felices cincuenta! A mi modo de ver entras en el mejor periodo vital porque dispones de amplia experiencia y las fuerzas aún no abandonan.... además.... bueno, mejor me callo, ya verás! Bueno, esa es mi experiencia y cada cual expone sus opiniones proyectándose sobre ellas, suponiendo que no deseé engañar, pero hasta sobre los engaños se proyectan las propias sombras.
    Sirva de anécdota lo que no se cansaba de reprocharme mi ex: "Tienes más orgullo que don rodrigo en la horca".... vamos, que el pobrecito no me soportaba cuando rebatía sus empeños.

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  5. Felicidades, se me olvidaba.

    Un abrazo.

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  6. Lo diré a tu manera:

    ¡Que Fortuna te otorgue salud para otros cincuenta! (o más)

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  7. Gemma un hombre en España no tiene derecho a morir hasta no haber pagado su hipoteca,. eso me conserva joven, pero lo malo es que me queda poco, ¿tendré que pedir otra?

    Un saludo

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  8. Rodericus, sobre el Cid se han escrito tantas cosas que no se sabe bien donde estamos con Historia y donde leyenda, Reverte creo que ha sintetizado muy bien el tema. Pero Franco y demás sinvergüenzas lanzaron una imagen de un Cid cristiano, mata moros y casi de la Falange y eso hizo mucho daño a su imagen.
    La frase «Dios, qué buen vasallo si oviesse buen señor» resume a la perfección la Historia de España...

    Gracias y un saludo

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  9. Emejota, yo la vida siempre la veo como un camino por recorrer, siempre adelante, lo que esta recorrido se lleva en la mochila y los desgastes, pero ni un ápice de cansancio y menos de tristeza. Yo soy chulo, que no chuleta, voy tieso, no agacho la cabeza, no miento y no me tengo que esconder de nadie, ese es mi patrimonio.

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  10. Franco y sus secuaces echaron mano de cualquier personaje que hubiese peleado contra "invasores" para colocarlo en el escaparate de sus ideas.

    Con el "pobre" Viriato pasó otro tanto, y por lo que parece, al Viriato histórico le importaba un bledo que los romanos campasen por Iberia, mientras a el le dejasen en paz. Solo se soliviantó cuando masacraron e hicieron esclavos a la gente de su clan.

    Por desgracia, se sigue tergiversando la historia.

    Pues si tienes curiosidad por saber del Cid histórico, el ensayo de Menéndez Pidál es bastante sólido en cuanto a fuentes de información de la época. No se si está disponible ahora, yo lo conseguí en una librería de viejo.

    Saludos.

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  11. Loam dicen que decía un tal Homero de Fortuna lo siguiente:

    "La fortuna es como un vestido: muy holgado nos embaraza, y muy estrecho nos oprime."

    En gran medida Fortuna me ha sonreído, vivo mejor que miles de millones de personas, así que en este aspecto soy afortunado.
    El día que no me vea valido, que Fortuna me de valor para morir dignamente, sea dentro de 50 años o cuando aconteciere...

    Gracias, un saludo..

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  12. Rodericus, es curioso ver como sabemos con bastante exactitud hecho ocurridos antes de Jesucristo como la Guerra de la Galias de Julio Cesar, el cambio de Republica a Imperio, las andanzas de Publio Cornelio Escipion, y muchos otros y sin embargo desde el siglo VI al XV hay un vacío monumental en la Historia. Lei a Menendez Pidal hace tiempo, un personaje particular, riguroso y amante del idioma y la Historia, que fue ninguneado por "el régimen".
    Yo me quedo con la imagen del caballero, fiel a su palabra y que sabe abrirse camino ante las dificultades, básicamente me quedo con la leyenda, porque creo que hay leyendas necesarias, espejos de dignidad donde mirarse. Es mi derecho, aunque buscare el libro que me recomiendas.
    Un saludo

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  13. Por cierto el cuadro es de José Vela Zanetti, afamado pintor burgalés...

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  14. Repito lo que escribí hace tiempo en mi bitácora:

    El Cid literario y cinematográfico están a una considerable distancia del Cid histórico. La realidad del Cid, sin ser baladí, queda oculta en la oscuridad por el carácter legendario, casi mítico, que se imprimía a los "cantares de gesta" de la Edad Media que debían cubrir el doble objetivo de ensalzar las hazañas de los héroes y despertar el interés de un público tan ignorante como ingenuo. Esta circunstancia obligaba a juglares y a trovadores a magnificar con harta frecuencia los relatos más o menos verídicos que llegaban hasta ellos.

    Confieso que cuando descubres esta adulteración de la realidad, no puedes evitar un cierto mohín de desencanto. Pero lo más lamentable y penoso es que dicho mito se haya instrumentalizado por unos y por otros con fines doctrinarios. Todavía en las postrimerías del siglo XX es relativamente frecuente confundir los datos históricos con los relatos literarios.

    Episodios como el de la Jura de Santa Gadea; las causas del destierro y el calvario que le supuso; la ejemplar defensa de los valores cristianos que se le atribuyen; el burdo culebrón del casamiento de sus hijas, mal llamadas doña Elvira y doña Sol, con los infantes del Carrión que desemboca en la vil afrenta de Corpes y en los posteriores duelos y venganzas que generaron...Todo eso carece del mínimo rigor histórico. Es pura ficción literaria que alcanza el máximo despendulamiento cuando se llega a atribuir al Cid el episodio épico-legendario de ganar una batalla después de muerto.

    De la mitificación cinematográfica también hay que decir que se alimenta, sobre todo, del mito literario. Don Rodrigo, de gran fortaleza física, está a treinta centímetros de distancia de Charlton Heston y su parecido físico es nulo. No tengo datos para establecer comparación entre doña Jimena y Sofía Lorén... Personalmente, no quiero ocultar mi debilidad por la actriz.

    Aunque parezca una perogrullada, lo primero que hay que decir con respecto al Cid es que, en efecto, existió: hubo un hidalgo llamado Rodrigo Díaz, expulsado de su tierra por causas controvertidas, guerrero y estratega indiscutible, que puso su espada al servicio del mejor postor, que conquistó Valencia y cuyas “hazañas” y “virtudes patrias” sirvieron de inspiración para crear el poema épico más importante de la literatura castellana, El Cantar de Mío Cid.

    Salduos

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  15. Vaya, ya puedes salirte a los caminos como nuevo Quijote y lanzarte a desfacer entuertos, eso que te gusta tanto :)
    Felicidades y no te creas todas esas chorradas de los 50, puro mito como la propia leyenda del Cid.
    Un abrazo

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  16. Luis Antonio y que personaje histórico aguanta la verdad, nadie aguanta una revisión en lo personal. El libro "El nombre de la rosa" acaba con una frase que dice "Stat rosa pristina nomine, nomina nuda tenemus", que más o menos quiere decir que si la rosa es un símbolo es gracias al nombre, pues al final solo los nombres quedan, con el Cid puede ser algo parecido. En la Edad Media muchas cosas se transmitían de boca en boca y eso produce exageraciones y desvíos y no se puede ver ni al Cid con ojos del siglo XXI y mucho menos valorar la verdad de un poema... Pero... sin duda, y a pesar de todo, debió de ser un tipo formidable...

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  17. Doctor Krapp creo que nací para caballero andante, y me he quedado en lo de andante. La verdad es que me dan igual 50 que 49, creo que mentalmente me quede en los 20 y en eso estamos... La gente necesita mitos, y si no les tiene, les fabrica, ¿no crees?

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  18. Un saludo a ambos, que se me había olvidado, estragos de la edad supongo

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Piensa como piensan los sabios, más habla como habla la gente sencilla. Aristoteles (384 AC-322 AC). Filósofo griego.